Fragmento de la parte final del Pregón de las Glorias de María que pronunció el pasado viernes 28 de abril de 2006, nuestro Promotor Sacramental D. Antonio Marchena Camino
Ella es nuestra Madre, a la que acudimos todos los que estamos cansados y agobiados, buscando el consuelo. Acudimos a Ella porque sabemos que el amor de una Madre no falla nunca.
Nuestro corazón está necesitado de amar a María porque el que ama a María tiene el alma llena de juventud, de ilusión y de alegría. El que ama a María derrama el optimismo que el mundo necesita. El que ama a María alegra forzosamente la vida de los que tiene a su lado. El que ama a María se hace apóstol de la felicidad.
María es el mayor tesoro de Dios y la tesorera de todas las GRACIAS.
En ti, SEÑORA DE CONSOLACION, se reúnen todas las advocaciones porque tú eres para este pregonero:
CONSUELO de mis penas, ENCARNACION de mis mejores deseos, ROCIO que alimenta mi alma, AUXILIADORA de mis necesidades, ROSARIO de mis alabanzas, SOCORRO de mis desdichas, VEREDA que me lleva al cielo, ESCAPULARIO DEL CARMEN al que se aferra mi espíritu, PILAR que sustenta mi FE, REMEDIO de mis carencias, SALUD para mis males, MILAGROSA INMACULADA que alumbras mis tinieblas, PASTORA que apacientas mi alma, NIÑA que enseñas a este pobre maestro, DULCE NOMBRE como el néctar de las flores del Paraíso, PUREZA de mi madurez, MERCED de mi trabajo, AGUA que sacia mis anhelos, ASUNCION de mis peticiones, CONCEPCION de mi voluntad, PATROCINIO de mis bondades, compañía de mi SOLEDAD, AMPARO de mi insignificancia, GRACIA que necesito de Dios, coro de ANGELES que me guardan, refugio de mis DESAMPAROS, PAZ para mi espíritu, ESPERANZA de los míos, bálsamo de mis AMARGURAS, pañuelo para mis LAGRIMAS, alivio de mis DOLORES, respuesta a mis ANGUSTIAS, MESA y altar para mis oraciones, ALEGRIA y GLORIA de mi vida, ESTRELLA que guía mis pasos.
Eres mi tierra y mi cielo.
Eres mi luz y mi sol.
Eres mi vida y mi todo.
Eres quien me lleva a Dios.
Y, como en una letanía que rezase cada septiembre en tu novena, te sigo diciendo :
Bendita seas, María,
vaso repleto de honor,
digna de la devoción
de todo el que en ti confía.
Rosa entre todas las rosas
Templo del oro más fino,
luz que alumbra el firmamento y Arca del pacto divino.
Torre egregia y fortaleza
Del Cielo Puerta y camino.
Salud del que no la tiene,
refugio del que te implora,
Consuelo del que se aflige
Y Auxilio del que te añora.
Madre, Reina y Soberana
causa de nuestra alegría
rosita de abril, temprana,
Tu que alumbraste al Mesías
haz que el alma que te aclama
te dé su amor cada día
de la noche a la mañana.
Tu belleza me cautiva
madre de nuestro Consuelo,
guardiana del “Agua Viva”.
Bendita eres Señora
entre todas las criaturas
yo te llamo a todas horas
vida, Esperanza y dulzura.
El pueblo entero te aclama
prudente, clemente y fiel.
Se tú nuestro timonel
y reconduce los vientos
para llegar a ese puerto
donde gocemos con Él.
Quiero estar siempre a tu lado,
sentir lo que tu alma siente
y saciarme de tu fuente
por estar enamorado.
Al mirarte me embeleso
al verte a ti tan hermosa.
y sólo anhelo una cosa:
el dar en tu mano un beso.
Quiero terminar recreándome en todo tu ser, María, y pidiéndote, Madre de Consolación, como hacemos cada día en la SALVE, que vuelvas a nosotros esos tus ojos misericordiosos; que no apartes nunca de nosotros tu mirada.
Mira a tu pueblo, señora,
madre nacida sin mancha,
agrado de todo un cielo,
MILAGROSA Inmaculada.
No apartes de mí tus ojos
claros como la alborada
luz que iluminan mi vida
y alumbran mis madrugadas.
...
Mira a tu pueblo, María,
Consoladora sin mancha,
que provocas alegría
con esa dulce mirada.
Mira a tu pueblo, Señora,
en FÁTIMA bien hallada,
que en tu seno virginal,
el Verbo encontró la estancia.
Seno que acoge al humilde,
Arca para una alianza.
Sagrario que engendra vida
y relicario de alabanzas.
Mira a tu pueblo, amor mío,
pulcrísimo albor sin tacha,
cofre colmado de aromas
de nardos y de lavandas.
Mira a tu pueblo, mi reina,
mi adorada Inmaculada,
que intercedes por los tuyos
con una oración callada.
...
Labios de miel y de azúcar,
los que al pecador levantan;
los que consuelan al triste
y predican esperanza.
Mira a tu pueblo, Señora,
AUXILIADORA sin marca,
Cuyos labios de amapola
A todo un dios cautivaran.
Mira a tu pueblo, Señora,
Tesorera de la Gracia,
que reúnes en tu ser
las más sublimes fragancias.
Mira a tu pueblo, Señora,
que es tan grande tu hermosura
que si la contemplo muero
y si la pierdo prefiero
perderme en la noche oscura.
Mira a tu pueblo, María,
ROCÍO pulcro, sin mancha;
que si tu cara es bonita,
tus manos son una alhaja.
Esas manos que enamoran,
de jazmines perfumadas.
Manos que han mecido a Dios
mientras le cantabas nanas.
Manos que amasan amor,
que el amor también se amasa.
Manos de suaves caricias
para aliviar las desgracias.
Mira a tu pueblo, Señora,
CONSOLACION añorada.
Utrera te está rezando
y va a poner a tus plantas
todo el amor que atesoran
su corazón y su alma.
Grita conmigo utrerano,
que sea por siempre alabada,
la madre de nuestro Dios
y nuestra madre adorada.
Grita conmigo utrerano,
grita con toda tu casta:
benditos sean esos ojos,
que tiene llenos de lágrimas,
y benditos sean sus labios
y bendita sea su cara,
y benditas sean por siempre sus
manitas consagradas
y bendito sea ese seno
que a todo un Dios albergara.
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